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27 de julio de 2020

Escenografía

[copia de mi página en Facebook]

Yo creo que, en la sociedades latinoamericanas, tanto el respeto como el irrespeto por la policía (y quizás por la autoridad en general) son más pronunciados que en otras partes. Quién sabe cuál será la relación exacta entre ambas cosas, pero aquí no quiero ni puedo ahondar en las causas, solo evidenciar un aspecto que me llama mucho la atención, a saber, la escenografía policial en los medios de comunicación, no solo por el hecho en sí, sino por el hecho de que a nadie más le llame la atención. Cuando la gente hace o dice algo sin pensar en ello, debe ser cultura.


Al grano. Cuando la policía colombiana captura a un delincuente, lo presenta ante los medios, esposado, entre dos o más policías, en la picota, cabizbajo en sentido literal como se ve en una de las dos fotos, y se exponen todos los “elementos materiales probatorios”, como les gusta decir, incautados. Verán que además les ponen un cartelito con el nombre de los objetos (como si fuera una clase de lengua española: esto que ven aquí se llama “estupefaciente”) y difuminan las caras de los policías, mientras que en otras latitudes difuminarían las caras de los presuntos delincuentes. En los noticieros de televisión, a estas alturas los periodistas cuentan qué pasó y después le preguntan al comandante de policía de turno qué pasó para que este, haciendo gala de su mejor lenguaje burocrático, y preferentemente flanqueado por algunos subordinados, lo vuelva a explicar. Y a veces salen perlas como esta: ““La Policía Nacional, en el mes de mayo, hasta el día de hoy, ha capturado a 23 personas por el delito de homicidio. Prácticamente es un homicida capturado de forma diaria (...) Aquí se esclarecen 28 homicidios con estas 23 capturas de personas que han generado hechos en donde se afecta la vida de otros ciudadanos”, comentó el coronel Jorge Miguel Cabra Díaz, comandante de la Policía Antioquia”.


Este es el esquema que se repite todos los días, en perfecta colaboración entre medios y (otro término preferido de los periodistas) “las autoridades”. A veces, para explicar una imagen se necesitan algunas palabras.

Festivos

[Copia de mi página de Facebook]

Hoy, lunes 25 de mayo, es festivo en Colombia. No conozco a nadie que sepa por qué, solo que es el lunes después de un festivo de la semana anterior. ¿Cuál? Busco en internet y resulta que se celebra la Ascensión del Señor que cayó el 21 de mayo. En Colombia hay una ley que traslada la mayoría de los festivos al lunes siguiente para no interrumpir la productividad de la semana y crear un puente festivo que estimule el turismo interior. Parece que con el cambio de fecha también ha cambiado el chip: no solo nadie sabe qué festivo es, tampoco conozco a  nadie que lo celebre como tal (como dice la gente últimamente: ¿Hay pan integral? No, integral, como tal, no hay). Además, en la situación sanitaria actual nadie que tenga permiso para trabajar se va a quedar en casa celebrando, faltaría más, por fin poder salir y no hacerlo.

Y hay aquí algo curioso: no me extrañaría que algunos profesores y alumnos de ELE conozcan mejor el calendario festivo que muchos latinoamericanos. En los foros de Facebook aparecen a cada rato mensajes del tipo: “Hola, compis, ¿alguien tiene alguna actividad para trabajar el Día de los Muertos?” Y así durante todo el año: apenas arranca el curso y ya toca preparar clases sobre el 12 de octubre, luego llegan Halloween y Todos los Santos y ya entramos en la Navidad. Siguen San Valentín, el carnaval, la Semana Santa… Y eso sin contar que todos los días es el día de algo: hoy en Argentina es el Día de la Patria o de la Revolución de Mayo, en Colombia es el Día Nacional por la Dignidad de las Mujeres víctimas de violencia sexual en el marco del conflicto armado interno… y mañana será otro día. Y otro, y otro. Pero, ¿tiene sentido hablar tanto de fiestas y festivos y celebraciones sin profundizar en el significado que tenía/ha tenido/tuvo/tiene y tendrá para la gente? ¿O es una forma fácil de quedarse en la superficie, sin hacerse preguntas relevantes sobre las experiencias vitales de los que celebran aunque piensen que no lo hacen?

Casualmente, el mismo 21 de mayo que “celebramos” hoy fue el día de la afrocolombianidad. Algunas menciones en televisión, mucha buena música en alguna emisora de radio. Y después, nada más. Creo que ese el problema: todo y todos tienen sus quince minutos de fama y desaparecen. Vamos de festivo en festivo, de día de esto a día de lo otro. En la vida y en ELE falta la normalización: de la misma manera que la muchacha del video comenta las preguntas que le hacen, en ELE desfilan festivos y negros (y…) sin nunca llegar a ser parte de la vida “normal”.