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17 de octubre de 2011

Música colombiana (2): Jaime Erre

Entre los músicos y compositores prácticamente desconocidos fuera de Colombia, está Jaime Rudesindo Echavarría Villegas (Medelín, 1923-2010), más conocido por su nombre artístico Jaime Erre. Fue pianista, cantante y compositor del género de la música romántica y melódica, basada en ritmos colombianos. Algunas de sus canciones, como Noches de Cartagena o Me estás haciendo falta, forman ya parte de la memoria musical colectiva de los colombianos. Y no solo de las personas mayores, también de los más jóvenes como se podrá comprobar en el video que acompaña esta entrada.
La canción de Jaime Erre que les propongo es Cuando voy por la calle, cantada por Claudia de Colombia, cuyo nombre verdadero es Gladys Caldas Méndez, en el Show de las Estrellas, un programa que recorre todo el país  y que es presentado por el incombustible Jorge Barón.


Cuando voy por la calle y me acuerdo de ti,
me lleno de alegrías, de ganas de vivir.
Me parece que fueran las flores más bonitas,
el cielo más radiante y el aire más sutil.
 
Cuando escucho en la noche alguna melodía,
qué cosas no daría por estar junto a ti,
para sentir que vivo, que vivo intensamente,
y para que tú sientas lo que eres para mí.
 
Estoy enamorada de tu vida,
estoy enamorada de tu amor,
y cada vez que pienso en tu dulzura,
comienza a florecer mi corazón.
Me acuerdo que tú tienes tu luz propia,
que siempre estás sonriendo para mí,
y empiezo a revivir en mi memoria,
la gloria que le has dado a mi vivir.





Aquí pueden descargar la versión original de Jaime Erre.
En Red Karaoke hay una versión para cantar la versión de Claudia de Colombia. Uno se registra, entra en el sitio y lo demás es coser y ...  cantar.


16 de octubre de 2011

Podcast del CVC: autenticidad y rentabilidad


El Centro Virtual Cervantes publicó hace poco la primera entrega del podcast En sintonía con el español.
En el blog que acompaña al ESECVC se han publicado comentarios sobre la autenticidad del lenguaje utilizado, es decir, si el lenguaje es espontáneo o si está basado en un guion. Tengo entendido que es una mezcla: una interpretación de un guion. Y, a continuación, se dice que 
“muchos profesores opinarán que los documentos que usamos para enseñar español deben ser auténticos, reales y sin guiones previos, como se dan en la vida misma. Otros, sin embargo, aceptarán que estos se elaboren para así hacerlos rentables didácticamente".

Creo, francamente, que se trata de una falsa oposición y que no se trata de elegir entre ninguna de las dos opciones. Todos asistimos y participamos cada día en multitud de conversaciones auténticas y reales que, llevadas a clase y sacadas de su contexto, no tendrían rentabilidad didáctica alguna (excepto para usos específicos como comentarios fónicos, análisis del discurso, etc.). Por otra parte, existen textos elaborados con el fin de sonar auténticos y reales, como los diálogos de determinados tipos de teatro y cine, que sin embargo han sido pulidos hasta más no poder por el dramaturgo o guionista, el director y los actores. Es decir, cualquiera de los dos tipos de texto puede ser auténtico y real. La prueba del algodón es esta: ¿cómo suena? Escuchando el podcast, me parece que no cabe duda de que hay partes que no suenan bien: cuestiones de entonación, de pausas indebidas… 
Y digo más: cualquiera de los dos tipos de documentos puede ser (o no ser) didácticamente rentable. Todo depende de lo que hagamos con él. No olvidemos tampoco otra cuestión: hay un lenguaje radiofónico, escrito para leer en voz alta, y hay otro tipo de texto que es la entrevista, por definición improvisada. Son dos tipos de texto distintos, cada uno con su propio registro que, en la elaboración de este podcast, se han mezclado de una forma que causa confusión.
Además de las observaciones anteriores, y ahora que estoy en ello, quiero dejar otra más.
Se dice que el podcast es para estudiantes a partir del nivel A2. Mirando algunas escalas del Marco Común Europeo de Referencia (escuchar retransmisiones y material grabado, comprender conversaciones entre hablantes nativos, comprensión auditiva en general), creo que los estudiantes deberían tener, por lo menos, un nivel B1 para seguir la conversación, si no es un B2. Ahora bien, ¿qué sentido tiene entonces presentar la cuestión de la construcción de verbos como gustar, apetecer, interesar, etc., si ese tema se trata (en el Plan Curricular del Instituto Cervantes) en los niveles A1/A2? O sea, estamos hablando de algo que el estudiante ya debería haber asimilado. Claro que algunos necesitarán refuerzo, pero ¿eso se hace hablando de esta manera sobre un tema gramatical? Lo dudo. ¿Para qué usar un metalenguaje gramatical que supera mil veces en dificultad al tema tratado?


7 de octubre de 2011

Palabras y significados


Una de las cosas que tiene que aprender un extranjero al estudiar una lengua extranjera, es darse cuenta de los diferentes significados de palabras que, en apariencia, deberían ser iguales en todas partes por ser tan “normales”  o internacionales. ¿No sería lógico que, en todos los países de habla hispana, palabras como industria, responsabilidad, reforma, documental, etc. significaran lo mismo y que ese significado fuera también el mismo que en otros idiomas?
Sin embargo, en el español colombiano, hay varias palabras de ese tipo cuyo uso específico me llama la atención. Una de ellas es intolerancia. Cualquier hablante del español tendrá una idea de  lo que significa (intolerancia religiosa o intolerancia a la lactosa), y muchos alumnos (al menos, aquellos en cuya lengua materna exista una palabra parecida), también. La palabra es tan “normal” que el diccionario de la RAE solo dice: “falta de tolerancia, especialmente  religiosa”. Y si buscamos tolerancia, nos dice que es “Respeto a las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias”.
Ahora bien, ¿qué pasa si buscamos la palabra en el archivo del periódico colombiano El Tiempo? El ejercicio resulta interesante porque en la línea de tiempo (que indica la cantidad de noticias  con esa palabra en determinados momentos o periodos), resaltan los años 1998 y 2008. ¿Qué pasó en aquellos años? Nada especial relacionado con la religión, que yo sepa, ni con la leche, sino con la situación social y política. Cuando alguien es amenazado de muerte y tiene que salir del país, eso es un caso de intolerancia. Y hay otro uso llamativo: se habla de un acto de intolerancia cuando el conductor de una camioneta  le dispara a un hombre que defiende a unos niños que supuestamente habrían tirado una piedra a la camioneta. Lo que muchas personas llamarían violencia o agresividad, aquí con frecuencia se denomina intolerancia.
Otra palabra curiosa es política. Las primeras veces que oí decir que “el presidente no se podía meter en política”, pensé: ¿y entonces, a qué se va a dedicar? Solo más tarde entendí que aquí hacer política significa hacer política partidista, hacer proselitismo en época de elecciones, algo que les está prohibido a los funcionarios públicos.
Mi último ejemplo es traumatismo. El significado médico lo conoce todo el  mundo, pero sorprende que la palabra se utilice, por ejemplo, para indicar que, a pesar de un grave accidente en alguna avenida, “el tráfico no sufrió mayores traumatismos”.
Son cosas a tener en cuenta, por ejemplo, al usar textos auténticos.