En Santa Marta, ciudad costera de tamaño mediano, el
transporte público, por más que ahora se llame Sistema Integrado de
Transporte Público, consiste en buses y busetas de varios tipos, bastantes años
de servicio y un estado de conservación no siempre comprobable con una tarifa
de 1.400 pesos o, en caso de llevar aire acondicionado, 1.500 pesos. La verdad
es que buses con aire acondicionado hasta ahora no los he visto, simplemente
ruedan con las puertas y las ventanillas abiertas. Pero en todo caso el precio
incluye música (vallenato, generalmente) y algún que otro vendedor ambulante o músico
callejero errante.
Al contrario de lo que pasa en el transporte público
de Bogotá y otras grandes ciudades donde el transporte va siempre abarrotado y
la mayoría de los pasajeros viajan de pie, aquí la gente es reacia a subir a un
bus si no hay puestos vacantes. El otro día una señora preguntó,
antes de subir si había puestos, a lo que el conductor, que iba de buen humor, contestó:
´Sí doña, suba, hay puestos, música, aire, refrigerio…´
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